¿Cuánto tiempo debemos seguir con el asunto Scherer-Zambada? Quizá ya no demasiado. Pero mientras el tiempo transcurre, vienen a mi memoria las palabras de Vicente Fox cuando el panismo tomó el poder en México. “Para gobernar y preservar la seguridad política del Estado, no es valido usar aparatos de espionaje, de vigilancia e intimidación en contra de partidos, sindicatos, organizaciones sociales, personajes políticos o líderes de opinión.
“Un gobierno que espía para saber lo que la gente está pensando es porque no está escuchando. Mi gobierno no tolerará que continúen impunemente estas prácticas: la represión nunca más será medio para resolver diferencias políticas. Mi gobierno no distraerá a los órganos de seguridad para disuadir a sus críticos o para neutralizar a sus opositores, mientras que el Estado carece de información indispensable para la seguridad nacional”.
Debo reconocer algo. La intención de cerrar los ojos se ha hecho una costumbre en el panismo.
“…neutralizar a sus opositores, mientras que el Estado carece de información indispensable para la seguridad nacional”.
Al parecer, en la nueva concepción del Estado inerme, la vigilancia de algunos actores sociales de importancia y relevancia no se traduce en datos necesarios para la seguridad del Estado.
Si al Cisen no se le hubiera desmantelado como se hizo (esto lo afirmó en su momento el ex secretario de Gobernación Francisco Ramírez Acuña), quizá hoy podríamos saber, para bien de las instituciones nacionales, dónde se reunieron el periodista y el narco. En la obra de la “inteligencia” no hay dato superfluo.
Un ejemplo:
“(Caretas) El 27 de noviembre de 1990 fue encontrado en la basura (en medio de la búsqueda febril) un envoltorio y un frasco vacío de Tigasón, un remedio específico para el tratamiento de la psoriasis”. Como dice la nota, “este producto no se produce en el Perú. Otro envase diferente de Tigasón fue hallado el 7 de diciembre. Como se sabe, Abimael Guzmán padece de psoriasis y policitemia”, ha dicho Benedicto Jiménez Baca, cerebro de la operación comandada desde el Grupo Especial de Inteligencia.
Es decir, el conocimiento de una enfermedad, su tratamiento y el origen del medicamento permitieron ir cerrando los círculos de búsqueda en torno de Guzmán, a quien finalmente capturaron y condenaron tras un rastreo de farmacias, boticarios y vendedores de medicinas, entre otras cosas.
Si no pueden seguir al Mayo, hubieran seguido a Scherer, a quien de seguro no han leído, pues de haber tenido conocimiento de los temas de su obsesión, habrían hallado la necesaria línea de continuidad entre la Reina del Pacífico (a quien le dedicó un libro entero después de muchas horas de conversación autorizadas en la cárcel) y el resto de los capos sinaloenses.
“Me sé vulnerable y así he vivido. No tengo chofer –dice Scherer–, rechazo la protección y generalmente viajo solo, la suerte siempre de mi lado”. Y como es obvio, para usar palabras del “argot” policiaco, sin alambres ni “cola”.
Hoy, seguramente debería el Cisen cambiar sus métodos. No para seguir a don Julio, sino para cuidarlo. En estos momentos quien se dice y proclama vulnerable debe serlo cada vez menos. Hasta un catarro se lo adjudicarían al gobierno. O por hacerle algo o por no cuidarlo de la acción de otros.
VIZCARRA
Pero si hablamos del Cisen, vale la pena reproducir una carta enviada por este centro de investigación federal a Jesús Vizcarra, el polémico aspirante al gobierno de Sinaloa, quien es el segundo personaje de la ya célebre revista Proceso del domingo pasado.
“Hago referencia de su carta fechada el día de hoy (6 de abril) dirigida al Lic. Guillermo Valdez Castellanos, director de este Centro de Investigación y Seguridad Nacional, por la cual solicita se aclare si dentro de los archivos de esta institución existe algún informe como el señalado en la revista Proceso del pasado día 4, sobre su persona, su familia y sus empresas.
“Sobre el particular, le comunico que la información difundida por la revista mencionada es pública; es decir, obtenida en diversos medios de comunicación nacionales y locales. En consecuencia el Centro de Investigación y Seguridad Nacional no fue la fuente en la cual se basó el texto en cuestión.
“Además, me permito informarle que el Cisen no ha realizado investigación alguna en materia de seguridad nacional sobre este particular”.
La carta la firma Mauricio Razo, titular de la Unidad de Enlace.
STANLEY
Bien le vendría a los diletantes un poco de historia del periodismo. La noticia más sensacional de su tiempo fue cuando después de recorrer medio mundo (literalmente), Henry Morton Stanley encontró (1871) en el corazón de África a David Livingstone. El editor del Herald, James Gordon Bennet, le había dado una orden: “Encuentre a Livingstone”.
Cuando lo halló, nada más le dijo: “El doctor Livingstone, supongo…”.
Y con esas palabras se consagró el mejor reportero de todos los tiempos. No importaban sus declaraciones, importaba haberlo encontrado.