Cuando el entonces gobernador supo del paso de los inconformes por el vado de Aguas Blancas, dio la orden de pararlos “a como dé lugar”, y a como dio lugar los pararon.

De antemano le pido perdón a don Miguel de Cervantes por iniciar estos comentarios con el título de una de sus Novelas Ejemplares, pero al parecer la nube roja sobre el estado de Guerrero (y algunas otras partes de la República) parece marcar como una maldición inevitable el destino de la vida (y la muerte).

Todos recordamos cómo llegó a la vida pública, a un cargo importante Ángel Heladio Aguirre Rivero, quien por segunda ocasión es gobernador en Guerrero. Y fue precisamente por algo muy parecido a lo ocurrido con estos jóvenes provenientes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, quienes habían secuestrado varios autobuses del servicio público de transporte, lo cual ni con mucho merece la pena de muerte.

En aquella ocasión, lo de Aguas Blancas le costó el puesto a Rubén Figueroa y —según se sabe, por la reconstrucción de los hechos—, cuando el entonces gobernador supo del paso de los inconformes por el vado de Aguas Blancas, dio la orden de pararlos “a como dé lugar”, y a como dio lugar los pararon; los mataron, les sembraron armas, y a partir de eso tuvimos un episodio más en la historia violenta, de la violencia endémica de Guerrero. Y decir la historia violenta de la violencia no es una reiteración innecesaria, es simplemente la confirmación de cómo el tiempo en Guerrero, y en muy buena parte del país, parece caminar en redondo.

NO SE OLVIDA

Si el estribillo conmemorativo del “2 de octubre” es de hace años su persistencia en el recuerdo, este año el aniversario en verdad promete permanecer mucho tiempo en la memoria común. No se habían conjugado tantos factores explosivos en el marco de esta conmemoración: los asuntos de Guerrero, el conflicto del IPN y el largo arco para unir el IPN con Ayotzinapa, forman un caldo de cultivo especialmente peligroso para la tranquilidad.

LENGUA

El Consejo Supremo Hñahñu envía este mensaje a la columna. Vale la pena:

“Las lenguas indígenas reflejan la esencia del pueblo de México y todas las acciones para preservarlas y difundirlas debe ser un compromiso de todos, señaló hoy el maestro Luis Vega Cardón, presidente del Consejo Supremo Hñahñú durante el evento en donde se presentó en la sede del Palacio Legislativo de San Lázaro la traducción de la obra El Llano en llamas al idioma hñahñú…”.

“…En su participación, el presidente del Consejo Supremo Hñahñú hizo la propuesta a los diputados federales para que en todos los programas de desarrollo social y, en particular, los orientados a los pueblos indígenas, sea incluido un paquete de cultura y de apoyo a las manifestaciones de todo el país ya que la cultura es el alma de México y eleva la autoestima del pueblo. Luis Vega Cardón subrayó las palabras que el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, pronunció en la Conferencia Mundial de Pueblos Indígenas en la sede de la ONU en Nueva York…”.

rafael.cardona.sandoval@gmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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