Con el velamen desplegado y con el invaluable concurso de la Secretaría de Marina, Veracruz se apresta a conmemorar en unos días más (21 de abril) el Centenario de la Defensa Heroica del Puerto. ¿Cuáles ha  sido las ocasiones de heroicidad de ese lugar cuya doble condición de puerta de la y puerto tanto significado tienen  en el pasado mexicano? 

El decreto por el cual se declara este año como el correspondiente a la defensa portuaria, las explica claramente.

“…el puerto de Veracruz ha sido escenario de algunos de los momentos más trascendentales de nuestra historia y ello le ha valido el título de Cuatro veces Heroico por haber derrotado en 1825 al ´último bastión del ejército colonial español consolidándose así nuestra independencia; por haber resistido con gallardía el asalto del ejército francés en 1838; por haber enfrentado con determinación a las tropas norteamericanas en 1847 y por la valerosa resistencia de los cadetes de la también Heroica Escuela Naval que presentaron frente a la invasión estadunidense de 1914…”

Pero si bien los nombres de Aureliano Montffort, Virgilio Uribe y José Azueta se van a repetir con insistencia en los días por venir, no es posible olvidar algunas características de aquella defensa cuya, en las cuales se repiten comportamientos y circunstancias de otros tiempos especialmente de 1847 cuando ante el mismo “extraño enemigo”, los mexicanos pelearon, como siempre, en  condiciones desventajosas, mal equipados y sin coordinación.

Y alguien podría decir, lo siguiente no tiene relación alguna con la heroica gesta con cuya evocación comienza la columna, pero los hechos recientes nos muestran cómo seguimos padeciendo los mexicanos en nuestra relación con los gringos. Con los de ayer, anteayer y los de hoy. O nos invaden o nos tratan como monigotes. Vaya suerte la nuestra, dijo Díaz o dijo Lerdo o dijo quien lo haya dicho: tan lejos de Dios y tan cerca de ellos.

Lea usted la más reciente zancadilla de los dueños del mercado narcótico en el mundo contra México. Aquí se captura a los narcos y allá se les protege como testigos de cargo.

“El narcotraficante mexicano Jesús Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, (APRO) se declaró culpable de delitos relacionados con el trasiego de drogas, y llegó a un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos para convertirse en testigo protegido.

“Uno de los miembros de la cúpula del Cártel de Sinaloa se declaró culpable hace un año de participar en una vasta conspiración para traficar narcóticos y está cooperando con Estados Unidos”, informó en un comunicado el Departamento de Justicia por medio de la fiscalía federal con sede en Chicago, Illinois.

El anuncio del acuerdo entre El Vicentillo y el gobierno de Estados Unidos, como lo había adelantado “Proceso” en su edición 1947, del pasado 23 de febrero, convierte al hijo de Ismael El Mayo Zambada García en un informante de la Administración Federal Antidrogas (DEA).

“El 3 de abril de 2013”, destaca la fiscalía federal en el acuerdo develado en la Corte Federal del Distrito Norte en Chicago, Zambada Niebla “se declaró culpable ante el juez federal Rubén Castillo”.

“El Vicentillo, de 39 años de edad, fue detenido por militares mexicanos en un hotel del Distrito Federal el 18 de marzo de 2009 y extraditado a Estados Unidos el 18 de febrero de 2010, supuestamente para ser enjuiciado en Chicago por varios delitos relacionados con el tráfico de drogas del Cártel de Sinaloa”.

Esto comprueba algo de cuanto hemos dicho algunos a lo largo de los años en torno de las extradiciones: no le sirven a México, no disminuyen la comisión de los delitos en este país y son solamente herramientas de los americanos para prolongar su dominio en la industria del narcotráfico de la cual ellos son prácticamente propietarios.

Por eso son interesantes las revelaciones del procurador Jesús Murillo Karam quien ayer dijo en una entrevista radiofónica (Enrique Campos, Radio Fórmula), cómo las presiones para lograr la entrega del Chapo Guzmán a los estadunidenses provienen de “instancias no oficiales”. Eso demuestra dos cosas: las presiones existen y los “ablandadores” vienen primero. Los gestores oficiales llegan después.

Y cuando falla la DEA llega el Departamento de Estado y al final, si se necesita, la Casa Blanca. Toda una línea ofensiva sobre cuya eficacia sabemos de sobra. En estos y otros casos.

Pero la próxima semana todo será jolgorio en Veracruz. Los marinos mexicanos de hoy son herederos de aquellos cuyas vidas fueron ofrecidas por México. A fin de cuentas los 50 barcos americanos de la invasión de 1914 se fueron de nuestras costas. Lástima, se quedaron los tripulantes…

O sus descendientes.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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