La nueva Ley de Ferrocarriles, cuya argumentación central nos hace recordar las justificaciones para la grosera privatización (mediante la transformación constitucional) de hace quince años (expansión, competencia, productividad, baratura, servicio, etc.) nos lleva de nuevo a darle vueltas a la noria, sin tocar el más importante de los elementos: el régimen de propiedad, la ventajosa estructura del “cartel” de operadores concesionados y el abandono de una responsabilidad y –al mismo tiempo— un patrimonio nacional.
Pero eso de Patrimonio Nacional es una frase olvidada. Hasta aquella Secretaría de Estado dedicada a tan difuso fin fue desaparecida, lo cual implica también la extinción hasta del concepto mismo de Patrimonio Nacional.
Hoy no se preocupa el gobierno del patrimonio común. Eso ha sido desplazado desde los tiempos del salinismo, cuyo epígono, don Carlos, ha salido a la arena política para manifestarse como precursor de las conversaciones de Toluca, cuya finalidad no es otra sino terminar los capítulos inconclusos del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, especialmente los relacionados con la energía. Lo del transporte es un hecho consumado y no lo modificará sustancialmente la nueva ley.
El tratado, entre paréntesis, dice claramente: los asuntos de la energía se van a tratar de acuerdo con las disposiciones constitucionales vigentes. Por eso, una vez modificada la Constitución no es necesario cambiar o redactar de nuevo el NAFTA. Se modifica solo.
Ya lo ha dicho Stephen Harper:
“…Canadá y México, tal y como ha mencionado el señor Presidente, han tenido relaciones diplomáticas dinámicas durante 70 años y durante estos últimos 20 años hemos visto un crecimiento increíble en las inversiones y el turismo bilateral.
“Tras la firma del Tratado de Libre Comercio, el TLCAN, desde entonces el comercio ha crecido más de tres mil millones de dólares por año, lo que es casi un 600 por ciento.
“Hoy en día más de 200 empresas canadienses, entre ellas TransCanada, GoldCorp y otras, operan en México para crear nuevas oportunidades para las empresas canadienses y mexicanas, y para continuar fortaleciendo la inversión bilateral…
“Usted está reformando de manera increíble su país, entre ellas (las reformas) la política energética de su país. Y para Canadá es un gran placer ser testigo de los grandes avances que se están realizando.
“Será un placer para nosotros el seguir tratando temas en común y tratar temas con el presidente Obama, también, para ver cómo podemos profundizar nuestra relación…”.
Independientemente de la rasposa traducción de las palabras improvisadas por Harper se advierte la única razón importante de la reunión de Toluca: ahondar las privatizaciones y a extranjerización de la economía mexicana. Y eso es precisamente lo irreversible de la actividad ferroviaria del país, alentada por las grandes empresas estadunidenses cuyos intereses se ven mínimamente amenazadas y son la razón del activismo de otro de los desmecatados ex presidentes, el señor Ernesto Zedillo, consejero de Union Pacific, con profundas relaciones con Ferromex, del Grupo México.
Las promesas de la privatización resultaron falsas. Ni mejoró el servicio ni se amplió la red ferroviaria de manera significativa. En los años de la desnacionalización sólo se aumentaron 43 kilómetros, cantidad suficiente apenas para maniobras de patio. El servicio ferroviario en México –una muestra más de nuestro crónico descuido por lo esencial-, es una vergüenza o debería serlo.
Si en cualquier parte del mundo las personas pueden cruzar un país entero en poco tiempo gracias a un servicio rápido, preciso, exacto y oportuno del tren de pasajeros, con todas sus leyendas a cuestas, si se quiere, en México sólo hay dos vías “humanas”: una ni siquiera debería existir en esas condiciones; es La bestia. El otro, es la ruta turística del Pacífico a Chihuahua.
Y en cuanto a la carga sucede casi como con todas las actividades concesionadas: los concesionarios dominan a sus “reguladores” y hacen cuanto les viene en gana. Ellos ganan pero el país pierde.
Si a usted le interesa este tema y quiere conocer las ideas de los diputados en cuyas manos estarán los detalles para la nueva ley ferroviaria; lo invito esta noche a sintonizar el canal legislativo, a las 22:00 horas, en una emisión de la serie “Desde el Congreso”.
Participarán Juan Carlos Muñoz Márquez (PAN), Fernando Maldonado Hernández (PRI), quien presentó la iniciativa; Luis Arias Pallares (PRD), Rosa Elba Pérez Hernández (PVEM), Ricardo Mejía (MC) y José Angelino Caamal Mena (NA), en una mesa redonda conducida por este servidor.
CAPUFE
El director de Capufe, Benito Neme, ya lleva cinco presas en su sala de trofeos.
En septiembre de 2013 denunció a 13 funcionarios y ex funcionarios de esa institución y a quien resultara responsable, por posible fraude a contratistas hecho a nombre de Caminos y Puentes.
Los defraudadores llevaban “trabajando” más de cinco años.
Mañana tendrá usted aquí más datos del desmadre panista en Capufe, cuyo desorden facilitó la defraudación y las malas prácticas. Ya verá.
elcristalazouno@hotmail.com