Por: Guillermina Gómora
Nadie se hubiera imaginado, hace un año que nació el Pacto por México, que el espíritu reformista y aliancista que dio origen a su conformación por parte de las tres principales fuerzas políticas, PRI, PAN y PRD, se transformaría en un avispero que obligó a establecer un cerco metálico en torno de las sedes de las dos cámaras: Senadores y Diputados. Los perredistas, fieles a su estilo, rompieron lanzas y se dicen víctimas de sus aliados.
Los acuerdos establecidos y los discursos pronunciados para construir un mejor país fueron enviados al bote de la basura. El activismo de las diversas tribus del sol azteca y sus líderes morales, Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, están a nada de convertirse en una postura intransigente que derive en acciones de pronóstico reservado, pues a decir del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, aquí “en la ciudad de México se respeta la libre expresión y no se reprime a nadie”. Vaya que si lo sabemos, llevamos un año de padecer la pesadilla del magisterio disidente y sus movilizaciones, sin que nada pase.
Ahora en el cierre del periodo ordinario de sesiones del Congreso, el pataleo perredista pretende evitar la aprobación de la reforma energética. Su activismo-intransigencia los llevó a retirarse, por esta causa, de la discusión de la reforma política. Sin embargo, aun con la ausencia del PRD, salió adelante y con 29 votos a favor, 4 abstenciones y dos en contra, se aprobó en lo general en comisiones del Senado y vendrá después el debate en lo particular en el pleno.
Por lo pronto, su chantaje fracasó y al ver la batalla perdida, Alejandro Encinas, alfil de AMLO, informó que cambiaron de parecer y que sí participarán en la discusión en el pleno, donde se atenderán también una serie de reservas del PAN, concernientes a la reelección de legisladores y alcaldes. Sus sobadas advertencias de que “no avalarán un trueque legislativo” –la política electoral a cambio del apoyo del PAN a la energética¬– no funcionaron.
Veremos en los siguientes días si se mantiene la aprobación a la reelección de diputados federales y senadores que sean electos en los próximos comicios; la creación del Instituto Nacional de Elecciones que sustituirá al IFE; la autonomía solicitada para el Coneval y la PGR, de tal forma que el procurador deberá ser ratificado por el Senado a propuesta del Presidente de la República. Seguramente más de uno se rasgará las vestiduras.
Nadie se acuerda del pasado 12 de agosto, cuando el Consejo Rector del Pacto por México instaló siete mesas de trabajo para impulsar la reforma político-electoral y de esta manera fortalecer nuestro sistema democrático. Entonces el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, advertía que había llegado “el momento de las definiciones sin condicionamientos ni dilaciones para fortalecer el sistema de partidos políticos en el país, donde los ciudadanos tengan una participación activa, sustentada en la aprobación de diversas iniciativas en la materia”.
En el mismo evento, el entonces presidente del Consejo Rector, el perredista Jesús Zambrano, aceptaba que aún en un escenario de discrepancias de muy diverso orden en temas cruciales para el país, se apostaría a la construcción de acuerdos. Ahora ya se le olvidó, pero aquí le recordamos que propuso: “dejar de lado los condicionamientos entre las fuerzas políticas”, e insistió en “la necesidad de abordar el tema político electoral como vía para allanar el camino hacia los restantes acuerdos”.
Entonces, ¿qué le provocó la amnesia? Quizá hoy lo sepamos, pues Jesús Zambrano ha convocado a una concentración como parte del plan de acción en defensa del petróleo y que encabezará junto con el secretario general, Alejandro Sánchez Camacho; el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, los dirigentes estatales del partido en el Distrito Federal, Raúl Flores, y en el estado de México, Juan Hugo de la Rosa, así como legisladores del PRD.
Tome sus precauciones, pues se reunirán a las 10:00 horas en el Hemiciclo a Juárez, para marchar después hacia el Senado de la República y entregar el millón 700 mil firmas de ciudadanos necesarias para la consulta revocatoria sobre el tema. ¡Ah!, y a partir del próximo jueves, si no es que antes, Andrés Manuel López Obrador amenaza con instalar un cerco-plantón indefinido alrededor de la sede de la Cámara alta, ubicada en Reforma e Insurgentes.
Del amurallamiento impuesto a la Cámara de Diputados, ni hablar, llevan varios meses así y ahora sólo se reforzó con estas bardas metálicas de más de 2 metros de altura y un carro-bomba que lanza chorros de agua. Los vecinos y comerciantes de la zona han manifestado su hartazgo, pero nadie los ve ni los oye. Aquí, en el DF, ya se dijo, se respeta la libre expresión, pero de los rijosos, la voz ciudadana no cuenta.
¿Qué sigue y a quién conviene este activismo–intransigencia de la izquierda mexicana? Lo veremos en los siguientes días, pues el periodo concluye el 15 de diciembre y, aunque lo nieguen, la moneda de cambio está en el aire. Cuauhtémoc Cárdenas, con el PRD, y Andrés Manuel López Obrador, con su Morena, han apostado su capital político a esta lucha con miras al 2015 y ¬¬––¿por qué no?–– al 2018.
Vericuentos
Jaguar en la mira
Armando Ríos Piter despertó el sospechosismo en el Senado. El legislador perredista por Guerrero convocó a un evento con las organizaciones México SOS, IMCO, Incide, México Evalúa, Más
Ciudadanía y, casualmente, algunas irrumpieron en el salón de comisiones donde se debatía el tema de la reforma política. Vaya coincidencia. ¡Ajá!