Hace ya tiempo, como consecuencia de la pésima administración de la Plaza México, puesta en manos del “Innombrable”, decidió dejar el tema taurina por la paz. Así como descansa la fiesta. En paz.
Sin embargo los vicios de la juventud siempre vuelven. Y víctima de una de esas recaídas acudí a la cazuela de la Nochebuena el domingo pasado, sólo para salir con la misma frustración y pena de muchas tardes anteriores. Pensé escribir algo pero por casualidad cayó a mi correo este texto cuya claridad es notable. Se le debe a Arturo López Negrete, quien chanela un rato y con su venia lo reproduzco no sin una explicación.
Si bien esta columna pone fundamentalmente la atención en asuntos políticos, la dejadez del gobierno (responsable del orden en los espectáculos populares) ante los repetidos atracos contra un público desvalido y enviciado (responsable también en buen grado de la degradación del toro) nos debería importar aunque el tema mismo nos importe poco, cada vez menos.
“El toro de lidia Mexicano posee características genotípicas y fenotípicas que difieren con el toro español, lo cual no implica que carezca de presencia, bravura y trapío. Tiene menos motor, sin embargo sus embestidas son de largo recorrido lo que permite templarlo, ligar muletazos, y realizarle faenas estéticas, es un toro que cuando se entrega y rompe en plena faena, provoca las emociones más grandes en los tendidos y contribuye a crear la belleza suprema del arte exquisito del buen torear, debe demostrar codicia y prontitud al acudir al cite, no es de embestida áspera en comparación con el español pero debe ser bravo al encuentro del caballo, crecerse al castigo y tener fuerza para terminar gallardamente los tres tercios de la lidia.
“Esta en nosotros protestar y exigir nos presenten al toro de lidia Mexicano integro y no lo que vemos salir, cada ocho días por las la puerta de las risas (toriles) de la Plaza México, un autentico desfile de corridas destartaladas, sin transmisión, que no logran embestir sino solo pasar sin emocionar ni provocar el mas mínimo sentido de peligro en el ruedo, no acuden al caballo con bravura, se rajan, se refugian en tablas y al primer tercio están quedando enterrados en la arena acusando de fuerza y casta, abriendo el hocico, rascando la arena, reculando, pidiendo piedad, están muertos en vida.
“Ganaderías comerciales que han manipulado descaradamente la bravura en sus líneas, con la tonta idea de diseñar al toro bravo a modo, de dulce, ese mismo que imponen matar los “figurines” para no exponerse, han terminado con la esencia de la fiesta que precisamente hasta donde yo se es el ARTE DE LIDIAR TOROS BRAVOS.
“Y lo peor y aun mas grave es que le están dando armas a los anti taurinos para usarlas en nuestra contra, nos dejan indefensos, sin argumentos para defender nuestra pasión, explíquenme como defendemos una fiesta brava que no es brava, sino mas bien mansa y sosa. Que le decimos a la gente que por primera vez acude a una plaza de toros con la esperanza de ver al eje de la fiesta, a la bestia, a ese ser mitológico, el imponente y bravo rey Tauro. Se van a casa con una idea errónea y decepcionados tras haber observado una pseudo corrida de toros y es posible que se conviertan en “antis” cuando se pudo haber ganado esa afición renovada que tanto nos hace falta.
“La tauromaquia debe ser algo digno, bello, algo que no repugne por sangriento y abusivo… la tauromaquia debe ser emocionante, justa para con el toro… digna de quien se ciña un terno de luces y se llame torero… y transcendental para quien la contemple… si todas estas cosas no se corrigen con urgencia, se selecciona un toro en tipo, bravo de verdad, al que se le respete en la lidia, se le venere y no se le reviente en los petos con puyazos sanguinarios y cabalgaduras como trenes… estamos irremediablemente ante un espectáculo indigno, ruin y abusivo… El fin de la fiesta.
“Un toro que no emociona, que no transmite riesgo, que no pelea con codicia… pero que deja estar, que va y viene sin poner en aprietos a la «figura» de turno, eso es para ellos un toro con calidad… vamos un toro que se deja matar sin más, tras una faena sin fondo ni exposición… Una pantomima. Yo digo que eso es una farsa, una puesta en escena descafeinada… cruel y nociva, abusiva y desleal para con el toro bravo… una pelea desigual”.
FREYRE
No había tenido esta columna oportunidad de saludar al gran batracio Rafael Freyre por sus 96 años. A saltos de rana va rumbo al centenario, y como aquel… sigue tan campante.
Y junto a esta nota alegre una tristeza por la muerte de Juan Carlos Santoyo, notable reportero de Radio Fórmula. RIP.