En medio de la virulencia de los días, algunos datos, aparentemente aislados irrumpen en el ambiente mientras el “Tepitazo” contra los disidentes del magisterio, nos enfrenta a una de dos posibilidades, la expresión autónoma del hartazgo por una movilización contestataria y al mismo tiempo subvencionada por el gobierno, gracias a las muchas contradicciones del sistema o bien al aprovechamiento de grupos marginales con quienes se ha pactado para contener a otros violentos.

No ha patrocinado esta columna a sesudo investigador social para comprobar mediante una investigación de campo, el dicho, pero con las simples reacciones de algunos, se puede hablar del beneplácito (a veces jocoso e irreflexivo) con el cual fueron recibidas las palizas a los “huevones” de la Coordinadora en su paso por Tepito; los gritos en su contra fuera de los almacenes bloqueados por su indiscriminada forma de joderle la vida al prójimo inocente y hasta la amenazada de traileros en Paso de Ovejas, Veracruz contra quienes bloqueaban la carretera y se quitaron cuando vieron venir a los mastodontes sobre ruedas.

Pero sea como sea algo esta generando un fenómeno peligroso: ciudadanos contra ciudadanos ante la indiferencia, pasmo o tolerancia de la autoridad. Si ya decíamos del riesgo de convertirnos en campo de batalla urbana, sólo hay una forma de evitarlo: mediante el freno a los excesos subversivos bajo el disfraz de un simple ejercicio de la libre expresión y la manifestación de las ideas. Una cosa es manifestar un desacuerdo y otra incendiar a los agentes de la policía, atacar a la población e impedir los derechos de terceros, cuartos y quintos.

Pero si la sociedad civil se manifiesta contra los manifestantes, todos terminaremos como Celia Cruz cantando cómo Bernabé le pegó a Muchilanga.

En medio de todo esto los voceros de la Coordinadora, esa opulenta fuente de disidencia patrocinada, ya se han aprestado a divulgar cómo el Frente Metropolitano de Organizaciones Populares, un membrete más de representantes del barrio de Tepito, se han deslindado de la golpiza ya referida y se han acercado a los “maestros” para sumarse con ellos al repudio generalizado a la Reforma Fiscal, asunto muy cercano –como se sabe—a los problemas derivados de la evaluación magisterial y la permanencia en el empleo-beca del cual gozan los “indocentes”.

Así, en ese ambiente generalizado de estímulo a toda acción del gobierno, a la izquierda redentora, esa conformada lo mismo por curas o por académicos; “luchadores sociales” y donde caben lo mismo Miguel Concha, John Saxe Fernández, Martín Esparza y Gilberto López y Rivas, entre otros muchos, han conceptualizado su “momentum” y han convocado a una Semana Nacional de Resistencia para frenar la Guerra Contra el Pueblo.

El texto de su proclama parece haber logrado con éxito uno de los recursos de la izquierda extrema: crear una frase.

Si bien los hechos presentados en ese desplegado y esa convocatoria (lo más importante es ola convocatoria convenientemente ubicada en los otros movimientos de protesta como los de maestros y anarquistas) so reales, pero quizá no originados en la intrínseca perversidad del gobierno, su enumeración como detonante de la rebelión, no revela sino una estrategia planeada desde varios puntos con un sólo objetivo: minar la autoridad del gobierno para destruirlo y desplazarlo.

Este es el texto:

“Es completamente intolerable: más de 100 mil asesinatos, 25 mil desapariciones, 4 mil feminicidios. Año tras año se documentan múltiples casos del actuar criminal de fuerzas del propio gobierno que asesinan, secuestran y torturan a gente inocente, escudándose en un supuesto combate al narcotráfico librado bajo la tutela de numerosos agentes de Estados Unidos, el mismo pretexto utilizado en el vecino país para criminalizar, encarcelar y controlar a los jóvenes y pobres, sobre todo negros y latinos.

“Crece y se extiende el crimen organizado mientras las autoridades y muchos medios tratan de minimizar y encubrir el terror que vive el pueblo. Cuando los asesinatos, violaciones, extorsiones y secuestros orillan a la gente a armarse como pueda en policías comunitarias, es la gente y no los criminales que es hostigada, desarmada y hasta encarcelada, que muchos han señalado como otra evidencia del alto grado de complicidad de los tres niveles de gobierno con determinadas bandas delictivas.

“Se extienden por todo el país los crímenes de odio en contra de las mujeres y la gente de orientación sexual diversa (LGBT); mujeres y niños son secuestrados impunemente para convertirse en esclavos sexuales, se caza a los migrantes, extorsionándolos, esclavizándolos y asesinándolos; las grandes empresas y las autoridades echan mano del ejército, policías y asesinos a sueldo para reprimir a los pueblos originarios que defienden el medio ambiente y sus recursos naturales; reprimen, secuestran y asesinan a los luchadores sociales y a los periodistas comprometidos; entre tantos ultrajes más.

“¡BASTA YA! El pueblo consciente y organizado puede y debe luchar por otro futuro muy distinto y liberador. Llamamos a una primera SEMANA NACIONAL DE RESISTENCIA, con una diversidad de foros, manifestaciones, expresiones culturales y otras actividades por parte de una amplia gama de individuos, colectivos, organizaciones y comunidades bajo la consigna ¡ALTO A LA GUERRA CONTRA EL PUEBLO! Éntrale tú. El futuro depende de lo que hagamos hoy cada uno de nosotros”.

INFIERNO

Pero tan grave como todo eso, al menos para ella, es quizá el viaje al infierno de una joven automovilista a quien una micro (Ruta 28 placas 840 054) se le echó encima el pasado martes (conducía Germán Mayorga Aguilar). Su calvario fue acudir a la autoridad donde en abierta colusión entre el Juez Cívico (Mario Dávila), el indolente perito (Yoser Rodolfo Rosas Perez ) y el hundimiento en los pantanos del corralón, abandonada por la balín aseguradora Qualitas y su ajustador Héctor Fernando Guevara Velásquez) le hicieron conocer el último círculo infernal.

Ya se apresta a ir a la ONU o la OEA o donde sea, a ver si allí no le dicen como en la PGJDF, “hágale como quiera, señito”, aquí todos están arreglados.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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