La verdad sea dicha el Pacto por México nunca ha muerto. Ni siquiera ha estado en condiciones terminales, graves o críticas. No parece una mujer moribunda, parece una persona secuestrada por la cual se pide un rescate progresivo. Ahora quiero más. Y más.

La verdad sea dicha el Pacto por México nunca ha muerto. Ni siquiera ha estado en condiciones terminales, graves o críticas. No parece una mujer moribunda, parece una persona secuestrada por la cual se pide un rescate progresivo. Ahora quiero más. Y más.

Ha sufrido el pacto abusos y distorsiones. Ha sido usado para fines ajenos a su naturaleza política; se le ha querido poner a competir contra el Poder Legislativo y se le ha convertido en autopista, túnel, puente, aeropuerto, terminal de submarinos y a fin de cuentas recurso de intercambio por encima de la única negociación verdaderamente novedosa y necesaria, aquella de la cual se deriven temas y acuerdos previos a las reformas ahora indispensables para el avance nacional.

Al menos al firmar, eso querían. Eso dijeron.

Todo lo demás –incluyendo los aprovechamientos preelectorales, electorales y post electorales–, ha sido una perversión de las intenciones originales y paradójicamente una muestra de cuánta falta hace un espacio de negociación y búsqueda de soluciones políticas.

Al “Pacto” se le atribuyen ganancias electorales y nuevas formas en la concertación, sobre todo en cuanto hace a la reciente lucha bajacaliforniana donde Greta Garbo preparó el ensayo de su última pasarela (Eso dice, a la hora de la hora querrá filmar la segunda parte de su drama).

Por eso llama la atención el nuevo condicionamiento planteado ayer por un par de firmantes del pacto quienes presentan un pliego a dos voces, como “Los bribones”. Esta no es ninguna alusión a su comportamiento, pero a esta hora no se me vino a la cabeza otro dueto masculino como no fueran Ocampo e Irigoyen.

Muy serios los señores Gustavo Madero (PAN) y Jesús Zambrano (PRD) se reunieron en un hotel de Polanco y dijeron más o menos esto: si quieren más pacto, primero hacemos –entre otras cosas–, una Reforma Electoral y luego todo lo demás. Como ellos saben de la urgencia nacional por las cuestiones energética y fiscal, pueden poner cualquier pretexto (precio) para llega a ellas, así sea una enésima reforma electoral.

Este país necesita las primeras reformas mencionadas para algo real y serio: crecer en la economía, sobre todo ante la perspectiva de recesión, lentitud, desaceleración o como se le quiera llamar al desastre por venir.

Después podían venir todas las demás reformas relacionadas con la política o la politiquería. Es obvio; un país puede vivir si hay empleo, dinero y trabajo, así carezca de un instituto nacional electoral y cosas de ese tipo cuya urgencia nada más la tienen los partidos políticos cuya viabilidad (y opulencia) está garantizada por los fondos públicos y los arreglos cupulares.

Así se dieron a conocer ayer las nuevas exigencias de quienes ven en el pacto la posibilidad (y eso más o menos) de “jalar” parejo a cambio de su permanencia en un arreglo traicionado cuya vigencia le cuesta cada vez más cara al neo-sistema. Pero en el nombre del pacto y del hijo y del santo oportunismo, esto se comenzó a discutir desde ayer:

“Los dirigentes del PAN y PRD (La jornada) condicionaron la vigencia del Pacto por México al cumplimiento de cinco puntos.

“El dirigente del PAN, Gustavo Madero, leyó un texto dirigido al gobierno de Enrique Peña Nieto y al PRI, en el que exige remediar el incumplimiento de los compromisos de la adenda mediante una exhaustiva investigación de los comicios del 7 de julio en 15 entidades, incluyendo el uso ilegal de recursos públicos para financiar campañas electorales de candidatos y castigar a quienes violaron la ley.

“En rueda de prensa conjunta con el líder nacional del PRD, Jesús Zambrano, exigió demostrar en la práctica el compromiso con la aprobación pronta de leyes secundarias de la reformas en materia de educación, telecomunicaciones y competencia económica.

“Como tercer tema pidieron que en un periodo extraordinario de sesiones el Congreso de la Unión apruebe la reforma política-electoral que permita erradicar las “trapacerías” en los próximos procesos electorales.
“Ambos dirigentes partidistas señalaron que además es necesario acordar las iniciativas de reforma del Estado, incluyendo las del Distrito Federal y del nuevo régimen político, así como las relacionadas con los sectores energético y hacendario.

“En el hotel Camino Real, los dos líderes de la oposición se quejaron de que no se cumplieron los acuerdos del añadido, ya que resurgieron los peores vicios del antiguo régimen: trampas de gobernadores priistas y ausencia del gobierno federal priísta para impedirlas.

“A la frenética carrera de los gobernadores para restaurar al régimen de partido de Estado no hubo más que indiferencia o complacencia del gobierno federal, encabezado por Enrique Peña Nieto”.

“Esta conducta retrógrada, añadieron, plantea un dilema al blanquiazul y partido del sol azteca: retirarse del pacto o mantenerse en él, minimizando la gravedad del atropello. Argumentaron que si se retiran significaría un triunfo de los poderes fácticos que se opusieron al pacto y si se mantiene acríticamente darán carta de naturalización a las acciones ilegales.

“Por eso decidieron exigir por segunda vez (la primera fue cuando lograron la firma del adendo), que se cumplan condiciones de civilidad para que continúe el Pacto por México”.

A ese paso el Pacto por México deberá cambiar de nombre: deberá llamarse #yosoypacto132.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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