No están muy cerca uno del otro, pero en una tarde calurosa y sin quehacer uno podría caminar del Heaven al Cadillac, sólo debería seguir el camino violeta.

No el amarillo de Dorothy, sino el moradito de los billetes de mil pesos con la efigie de don Miguel Hidalgo, con los cuales los mafiosos han pavimentado la vida nocturna de la ciudad de México y se han adueñado de ella con la firme intención de extender su dominio a todos los rumbos y todos los horarios.

El hallazgo del cuerpo calcinado de Dax Ridrígurez Ledezma y la captura-rescate de mujeres mexicana y extranjeras obligadas a la prostitución en el antro de Melchor Ocampo (Cadillac), como en todos los demás “Table Dance” de la capital, a ciencia y paciencia del Instituto Nacional de Migración y otras instituciones de gobierno, prueban cómo al amparo de la supuestamente necesaria vida nocturna de la ciudad de México todo puede suceder.

Ya lo habíamos visto desde los tiempos de la agresión contra el futbolista Cabañas en otro centro cultural de prolongado horario ante cuya escandalera se recurrió a la clausura del lugar y el descubrimiento del célebre J.J. con todo y su cauda de “cartelismo” mayor.

El caso reciente del Heaven, del cual ya se saben demasiadas cosas menos la única necesaria, (¿dónde están los desaparecidos? ) nos muestra la amplitud de la red de los complicados en el asunto y nos deja ver la necesidad de controlar los centros de reunión nocturna y variedad ya sea simplona o abiertamente pornográfica y debería interesar a la Asamblea Legislativa (si la hubiera) para poner un coto reglamentario a los delirios de la madrugada.

La extensión de los horarios ha querido ser utilizada como evidencia de la modernidad y cosmopolitismo de una ciudad. Mentira. En Londres, por ejemplo, una ciudad en varios sentidos superior a esta, los bares se cierran a las diez de la noche y los espectáculos tienen horarios rígidos y controles eficaces. También hay prostitutas hasta de Kuala Lumpur, pero no desaparece la genta como por arte de Copperfield.

En tiempos de Ernesto P. Uruchurtu la vida nocturna terminaba temprano. La mexicana costumbre de “sacarle la vuelta” a los reglamentos, contó con la conspiración de la autoridad del estadio de México (no había en aquel tiempo acuerdos metropolitanos) y la zona conurbada se convirtió en “el cinturón del vicio”. Hasta hace algunos años era famosa la vinatería de Tecamachalco. Con sólo cruzar el puente se conseguía alcohol a deshoras.

–Nosotros, aprovechando eso –me decía el famoso lenón y “teibolero” mayor, Pancho Soto, en su tiempo dueño del colosal “King Kong” y otra veintena de antros–, nos hicimos “chincholeros” y luego empezamos con meseras y bailarinas y luego, pues ya todo lo demás”.

“Todo lo demás” abarca las infinitas extensiones de la imaginación. Prostitución, comercio de drogas y nuevos territorios para vender y cobrar piso y extorsiones diversas.

La extensión de la red detrás del Heaven llega a Quintana Roo, Guerrero y quien sabe cuántos lugares más. No es necesario limitar el asunto a Tepito o la Condesa. La ciudad es toda una enorme Zona Roja, en algunos rincones disfrazada de Zona Rosa, con o sin desfile de orgullosos homosexuales. Esa es otra cosa.

El obvio ajuste de cuentas con el cual Dax fue carbonizado junto con Heidi Fabiola Rodríguez Velasco Y Diana Guadalupe Velasco Peña ofrece en su macabra circunstancia una dimensión de la “seriedad” de estos últimos arreglos cuya incendiario conclusión nos demuestra el silencio de los muertos.

Si bien en la mayoría de los casos se facilita cualquier investigación si se sigue la ruta del dinero, en este caso se debe seguir la ruta del vicio, de la droga de la delincuencia organizada bajo múltiples actividades todas ellas conocidas por la autoridad cuya función es evitarlas, no ofrecerles (como hace la Asamblea), las mejores condiciones, las más cómodas, para su operación.

Un primer paso sería limitar los horarios como estaban antes. Las dos de la mañana. El otro, impedir los pagos en efectivo. Todo con tarjeta para lograr registro de los clientes. Eso facilitaría todas las investigaciones.

Hasta hora ya hay casi tantos detenidos, arraigados, señalados o muertos en el caso, como desaparecidos en el antro. Y de ellos, nada. Sólo como piezas del rompecabezas, estos son los nombres de quienes han tenido o tiene relación con las investigaciones en las cuales participan ya varias procuradurías (la General, la de Guerrero, etc.) ¿Cuántos más faltan?

Andrés Estuard Henonet: empleado del antro (procesado por secuestro agravado); Ernesto Espinosa Lobo: socio del antro (arraigado); Ismael García Polo: gerente del Heaven (prófugo); Armando Hernández Gómez: posible líder del cartel tepiteño, “La Unión” (arraigado); José Luis Hernández, presunto integrante de La Unión (arraigado); Fernando Gamboa también posible miembro de “La Unión”(arraigado); Dax Rodríguez Ledesma: Socio del antro (asesinado); Mario Alberto Rodríguez Ledesma: socio (procesado por secuestro agravado); Gabriel Carrasco, jefe de seguridad del lugar (procesado por secuestro agravado).

–¿Hasta dónde llegan los hilos de esta madeja?

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

Deja una respuesta