Las personas bajo cuyas lupas se calcula la dimensión económica de los ricos más ricos, no parece saber de proporciones.
Quizá los negocios de Bill Gates o Carlos Slim requieran de todos esos mecanismos complejos en el mundo empresarial –planeación, inversión desarrollo, mercadotecnia, estrategia fiscal, fusiones, etc—pero sus rendimientos son producto en todo caso del trabajo, no de la sumisión de nadie, excepto si se considera esclavos a los consumidores de bienes progresivamente perfeccionados para encadenar a los suscriptores una y otra vez. Pero esa sería otra discusión lejana, por ahora, a la materia de esta columna.
Pero como sea bien valdría la pena para los Forbes y demás especialistas calcular cómo ganan dinero al menos en México, los sindicatos y por lógica consecuencia quienes administran a su leal saber y entender, los líderes sindicales.
No voy a abundar ahora en la inmensidad de fortunas ya conocidas con amplitud mediante la administración de este impío negocio; pero vale la pena ver cómo el sistema funciona de manera cumplida hasta en dependencias federales de menor visibilidad de las siempre puestas como ejemplo.
Por ejemplo, el sindicato de Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos cuyo contrato colectivo con la empresa será revisado el mes entrante, y para lo cual se ha recurrido al tradicional amago de la huelga mientras un grupo de trabajadores sostiene un litigio contra la actual administración, cuyo secretario general, Martín Curiel Gallegos, parece no sudar no acongojarse tal le ha sucedido en los recientes 15 años al frente de la defensa de sus compañeros por quienes padece toda clase de sacrificios y limitaciones.
El dicho sindicato, a pesar de sus dimensiones menores, al menos en lo numérico (no es como esos otros con un millón o más de agremiados) tiene mil 500 afiliados, pero además administra por igual los contratos «out sourcing» lo cual representa en conjunto un ingreso de un millón 300 mil pesitos.
Como dijo aquel, cualquier baba de loro.
Pero como esa y cualquiera otra, la saliva de perico se acumula con el tiempo y si se consideran los casi quince años de gestión “curielista”, el líder cuya potencia económica ahora nos ocupa, ha ingresado a las arcas sindicales (nótese la cortesía), 235 millones de pesos cuya aplicación y beneficio sólo él conoce. Obviamente en el cálculo de este volumen financiero no se pueden incluir los derivados de inversiones, juegos de bolsa y demás, pues una cosa es la opulencia y otra la discreción.
Pero como hay gente para todo, un grupo de compañeros suyos, deseosos de conocer la diversidad, le han iniciado un pleito para desconocer su autoridad y la de su comité ejecutivo. De esa manera por la vía ordinaria laboral han demandado ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje el desconocimiento de dicha representación y de tal organización pues en extenso alegato demuestran violaciones, irregularidad y demás linduras en la irregular conformación del actual comité cuya nulidad plena solicitan de manera enfática.
Entre algunos conocedores de la polírica interna se dice entre murmullos sobre los recursos de Martín Curiel quien cuando ve venir un problema adelanta las elecciones o modifica calendarios para madrugar adversarios y cuando ya no queda más remedio, pues persuade mediante argumentos de cachiporra.
También se sabe del caso de un nutrido grupo de compañeros suyos quienes han solicitado la abolición del sistema de cobro de las cuotas sindicales por nómina, lo cual según los estatutos los dejaría automáticamente fuera de la organización y con posibilidades de formar otro sindicato más afín a sus necesidades.
Pero el asunto tiene otras extensiones más allá de los descuentos nominales y el “desplazamiento” del “outsourcing”, como por ejemplo, las tiendas sindicales de las cuales no se sabe contabilidad ni nada de nada pues funcionan sin documentos. Todo es a la palara.
Y como todo sindicato mexicano este vive en un extraño pleito con la lógica. Por ejemplo, un trabajador puede ser separado de su trabajo si se duerme en horas de trabajo, excepto si lo hace durante la caída de la tarde, pues a esa hora es lógica la visita de Doña Fatiga, quien logra de esa manera esquivar el guadañazo de la justicia.
En fin, dentro de unos días el sindicato será noticia una vez más por sus amagos al paro si no se cumplen sus exigencias las cuales carecerán de proporción al principio, para después disminuir bajo el árbol frondoso de la negociación política. La empresa cederá en todo cuanto así convenga y el sindicato apretará sin romperlo el tornillo de sus exigencias.
Y todo quedará como hasta ahora. Y el dinero seguirá fluyendo en el nombre del proletariado.
CHEMA
Hombre serio en lo intelectual y en lo personal. Lo recuerdo en la angustia cuando un cercano le robó su pequeña pero hermosa colección de pinturas y dibujos. Los había reunido paso a paso y peso a peso por la vida. Los quería, los disfrutaba.
Pero lo evoco también en sus buenos momentos, los cuales en su compañía eran todos.
Lo conocí cuando coincidimos hace muchos años en “unomásuno”. Su velocidad mental era sorprendente, tanto como su memoria y su afabilidad; su vasta cultura, su sencillez.
–Te voy a mandar un regalito, me dijo una tarde. Al poco tiempo alguien tocó a mi puerta: un paquete de videos con la serie taurina “Juncal” cuya exhibición había programado para el Canal 22. Nadie ha confirmado, como él, el carácter cultural de la tauromaquia. Bueno, si, la videoteca de la UNAM, seamos justos.
Lo despido con estas palabras suyas. No tengo otras mejores: “No tiene sentido morir joven, mi muerte sería una traición, me debo a la libertad y marcho entre sus filas”.