El asalto sufrido por las diversas instalaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades (con perdón de la ironía) en cuyas imágenes hemos visto a los embozados usar sillas y mobiliario para destruir ventanales y penetrar a los locales en medio de una gozosa impunidad, es el verdadero retrato del México de nuestros días.
Es también por otra parte la copia de cómo se fue desarrollando el conflicto de la malamente llanada Universidad Autónoma de la Ciudad de México, cuya condición de franquicia porril en medio de la penuria académica se le debe a Don Andrés Manuel.
Si bien ahora no hay relación directa entre el líder “Moreno” en cuanto a la comisión directa de esos delitos diversos, su forma de hacer política domina y determina la evolución de este conflicto en el cual, al final de todo, los vándalos no solo serán perdonados sino hasta premiados por sus altos valores cívicos.
La rueda perversa entre manifestación violenta, alejada del todo del ejercicio de un derecho constitucional, gira cuando se llega a detener a alguno de los destructivos manifestantes por cuya libertad se hará otra marcha, concentración, mitin o plantón para lograr, como siempre se logra, la libertad de los presos políticos.
La tolerancia ha ido hasta un límite suficiente para modificar la ley en favor de la protesta y la transgresión sin cnsceuencias. Todo se reblandece en el nombre de una clientela electoral cuya actitud se le puede voltear al gobierno, cuyos funcionarios prefieren el apoyo a los riesgos de gobernar.
Hoy es el CCH (en el estado de México o en el DF) como ayer fue Ayotzinapa o como en muchos momentos de nuestra historia ha sido la sede central de la Universidad Nacional o cualquiera otro campo universitario, ya en Morelia o en cualquier parte, lo mismo da. La condición de estudiante (en un país donde se estudia para garantizar la ignorancia) es suficiente para cometer todo tipo de abusos; destruir edificios, romper y como Millán Astray, en la Guerra Civil Española, demostrar, en los hechos, la vigencia del grito fascista de: muera la inteligencia.
La condición de autonomía será una vez más invocada para el disimulo de las fuerzas del orden, las cuales –por otra parte—ya sufren en esta ciudad los primeros efectos del desmantelamiento del exitoso sistema implantado por el doctor Manuel Mondragón. Ante eso sale sobrando la promesa de actuación de la PGR. Nada hará.
Por otra parte (valga el aviso) el desmontaje policiaco en el DF mostrará pronto sus consecuencias nocivas, a través de los abusos, las extorsiones policiacas y la elevación de las cifras del delito. Lo veremos.
Mientras, en las tierras guerrerenses otros encapuchados tratan de imponer “SU” orden –no necesariamente en pos de la tranquilidad colectiva, sino más bien de su auto imposición–, ante el pasmo y el sopor cómplices de quien no es capaz de imponer “EL” orden constitucional.
Las “Brigadas de Autodefensa”, cuya creación muestra además de la ineptitud del gobiernador de Guerrero (como dicen en las actas del MP–, sedicente gobernador), Ángel Heladio Aguirre Rivero impasible ante la admisión resignada de un fenómeno a todas luces ilegal; la cesión de facultades legales hacia organismo sin legitimidad jurídica.
Pero si en la ciudad de México la tribal asamblea es capaz de mermar la capacidad punitiva de un código entero para poner en libertad a quienes no se pudo procesar con justicia, en Guerrero se le entregan los trastes de torear al primer espontáneo encapuchado en el ruedo.
Como van las cosas este será pronto un pañis de encapuchados, embozados y enmascarados.
No importa si se trata de guerrilleros zapatistas cuya declaración de guerra contra el Estado se convirtió después en la admiración del propio Estado o “tapados” en Monterrey cuyas acciones de bloqueo de calles y avenidas preludiaron el estallido más grave violencia en la historia de Nuevo León. No.
Tampoco importa si esos son los mismos enmascarados del primero de septiembre o si los nuevos usos y costumbres de la tolerancia nos van a permitir a todos pasear como si fuéramos Rodolfo Guzmán, «El santo», cada quien con su máscara de plata (algunos saldríamos ganando).
Por cuanto hace a los vándalos del Colegio de Ciencias y Humanidades ya sabemos cuál va a ser la mecánica: instalar una mesa de diálogo, iniciar una aparente negociación en la cual
la feble autoridad se presentá con los brazos caídos, dispuesta a concederlo todo de cualquier manera y luego el anuncio de un programa de becas, estímulos y hasta indemnizaciones por esto o por aquello.
PEMEX
En la medida de la claridad y la responsabilidad en el resto de las investigaciones sobre los accidentes de Petróleos Mexicanos, la desgracia podrá servir para unificar a todo el gremio petrolero, el sindicalizado y el de los trabajadores de confianza en torno del director Emilio Lozoya.
Todo dependerá de su capacidad de ejercer ahora no sólo dotes de administrador sino aprovechar las circunstancias para erigirse como el líder de una comunidad orgullosa e identificada con la empresa cuyos tiempos de sicosis deberán ser atendidos y resueltos.