En verdad nadie sabe cómo sería el mundo si los discursos políticos, especialmente los de las inauguraciones presidenciales o de gobernadores, dominaran nuestra vida, o mejor dicho, si nuestra vida correspondiera a las ofertas, promesas, compromisos y anhelos expresados en los mensajes iniciales de los jefe de Estado o de Gobierno.
Posiblemente viviríamos en Jauja desde hace muchos años; habríamos dejado el este del Edén y habríamos vuelto al Paraíso perdido. Pero no es así.
Sin embargo, y lo debo reconocer sin rubor, a mi los discursos políticos me gustan. A veces tanto como las canciones de amor, los cuentos de aventuras o las novelas de piratas.
Pero más allá de cualquier ironía los discursos son útiles en tanto nos guían por un sendero. Nos hablan de intenciones, de actitudes, de caracteres y estrategias de los hombres y mujeres en el poder.
Un discurso puede emocionar, conmover o decepcionar. Sin ellos Churchill no sería tan conocido, ni tan apreciado, ni siquiera por haber obtenido el Premio Nobel de Literatura.
Esa es –por cierto–, una historia para el examen: un hombre laureado con la mayor distinción de las letras, universalmente admirado por tres o cuatro frases de su oratoria y no por su elegante prosa profunda y acabada.
Pero a falta de discursos surgidos de la imaginación de un Nobel, hoy tenemos en México dos piezas sobre las cuales vale la pena reflexionar un tanto, sobre todo en puntos coincidentes. Me refiero a las piezas inaugurales del presidente Enrique Peña Nieto y del jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera.
Nos ha dicho el primero:
“…Seré un Presidente cercano a la gente, recorreré todo el país acompañado de miembros de mi Gabinete, para que ahí, en cada región, en cada entidad, en cada comunidad, se atiendan y resuelvan sus problemas fundamentales.
“La cercanía de mi Gobierno se reflejará, también, en una estrecha relación con las organizaciones de la sociedad civil, con los medios de comunicación, con los creadores y científicos. Todos tendrán pleno respeto y respaldo para llevar a cabo sus actividades y contribuir positivamente al desarrollo nacional.
“Como Presidente democrático, trabajaré en coordinación y corresponsabilidad con los otros órdenes de Gobierno. Desde el Gobierno de la República colaboraré con las autoridades de los estados, del Distrito Federal y de los municipios. El horizonte promisorio de la República está en el esfuerzo compartido de todas sus partes…”
Y reitera el segundo:
“—Seguiré con esa vocación de servicio, Estoy convencido que mandatario no es el que manda sino el que obedece el mandato del pueblo, escuchar y decidir juntos no fue una estrategia de campaña, es mi convicción y por tanto será fundamental en mi forma de gobernar.
“Soy sabedor que el acto que hoy nos convoca es solemne y republicano, sin embargo, no pierdo de vista que el pasado primero de julio salieron a las calles en una gran movilización pacífica y cívica hombres y mujeres, por ello resulta claro que la fuerza de toda esta gran urbe está ahí, en sus habitantes, en su capital humano y es lo que convierte a este acto también en un acto profundamente ciudadano.
“La Ciudad de México ha sido escenario de los más diversos hechos históricos, desde su fundación hasta nuestros días, ha pasado por las más variadas transformaciones, hoy vive una transformación más, es necesario impulsar, se trata de una urbe que exige más y mejor seguridad, más infraestructura, ampliación y consolidación de los derechos y por supuesto el mejoramiento constante de su política social. De todo esto me voy a ocupar.
“Por ello, decidiendo juntos en cuanto al desarrollo humano, equidad e inclusión social, trabajaré en la consolidación de una ciudad incluyente en donde los niños, las niñas, los jóvenes, las mujeres, las jefas de familia, los adultos mayores, las personas con discapacidad y las minorías cuenten con un marco jurídico sólido que promueva la tolerancia.
“Convertiremos a la Ciudad de México en la “Capital Social”. Con respeto a los derechos humanos; ejerceré un gobierno en donde todas las personas podrán acceder a los servicios independientemente de sus capacidades físicas o de su condición social. Se trata de fomentar un Estado igualitario que ofrezca servicios de salud universales, que impulse nuevos modelos educativos, con una especial atención en la promoción del deporte y en la búsqueda de contar con escuelas de tiempo completo. Daré garantía a la participación ciudadana y escucharé a la gente”.
Muchas coincidencias, en verdad, pero por encima de todas ellas, una constante: los gobernantes se ofrecen humildes.
Nadie sabe cómo conjugar las palabras del Presidente Peña en el Palacio Nacional en una aspiración de concordia, cuando en esos mismos instantes, a pocas calles del Palacio Nacional la turba y el incendio eran el lenguaje de la protesta, inducida o real, pero protesta al fin:
“Voy a ejercer una presidencia moderna, responsable, abierta a la crítica, dispuesta a escuchar y a tomar en cuenta a todos.
“Las expresiones de la sociedad han tomado nuevo impulso en la voz de los jóvenes, comparto sus anhelos, comprendo sus reclamos. Yo también quiero un nuevo país, un país exitoso que reconozca el potencial y talento de cada mexicano.
“Con la renovada participación de los jóvenes de nuestro país, México ganó.
“Escucho a los estudiantes, pero también a los que no pudieron continuar su formación, a los que no encuentran un empleo, a los que trabajan muy duro para sacar adelante a sus familias.
“Escucho a todos los jóvenes y a todos les aseguro una cosa: Vamos a seguir construyendo este país, en democracia.
“Reitero lo que dije en este mismo auditorio durante mi campaña: quien no tenga un compromiso firme con la democracia, las libertades y la transparencia, no tiene cabida en este proyecto para transformar a México.
“Somos una nueva generación, no hay regreso al pasado. Mi gobierno tendrá puesta su visión en el futuro, en el México de grandeza y esperanza que todos queremos y anhelamos”.
D.H.
En literatura D.H. son las iniciales de David Herbert Richards Lawrence. En los textos periodísticos –al menos en los míos– es la abreviatura de Derechos Humanos.
Y el lunes próximo, mientras se debate la inocencia culpabilidad de los profesionales de la queja en torno de los detenidos (y por tanto inocentes) el padre Alejandro Solalinde recibirá en Los Pinos el Premio Nacional de los D.H.
MARINA
El Vicealmirante C.G. DEM. José Luis Vergara Ibarra fue designado por el almirante secretario , Vidal Francisco Soberón Sanz, Comandante del Cuartel General del Alto Mando de la Marina Armada de México.
La entrega recepción del mando ocurrió en una ceremonia solemne en la propia secretaría.
El Vicealmirante José Luis Vergara Ibarra nació en Nuevo Necaxa, Puebla el 9 de octubre de 1959; ingresó al Servicio Activo de la Armada de México en agosto de 1975 como Cadete en la Heroica Escuela Naval Militar, recibiéndose como Ingeniero en Ciencias Navales en noviembre de 1981, obteniendo el 1er lugar de su clase.
Dentro de sus estudios de posgrado sobresalen el Curso de Navegación a Vela en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc, donde obtuvo el 1er lugar y un Diplomado en Robótica por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; además del Curso de Oficial de Guerra Antisubmarina y el Curso Internacional de Oficial de Guerra en Centro de Información de Combate, efectuado en el Centro de Entrenamiento de Guerra Antisubmarina de los EUA; así como el Diplomado “Las Fuerzas Armadas y los Derechos Humanos”, impartido por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
En los últimos meses fue el enlace de la secretaría con los medios de comunicación, labor en la cual se desempeñó con atingencia y prudencia.
FIRULAIS II
Flaco favor le hace a la imagen de su derrotado partido el senador panista Francisco Domínguez, quien por cierto fijo tímidamente la posición de Acción Nacional en la sesión de Congreso General en la Cámara de Diputados el primero de septiembre con frases tan huecas como estas:
“…Somos un partido que despierta conciencias, que mueve almas, que busca la permanencia del bien común; un partido que sabe lo que vale, lo que pesa y lo que cuenta en la transformación de México.
“En Acción Nacional nos sentimos orgullosos de nuestra doctrina humanista, de nuestra integridad ética y de los logros de gobierno…”
Lejos estaban todas estas ideas cuando gritaba como cadenero de antro queretano: ¡salte!, ¡salte! a un funcionario de la coordinación de la bancada priista cuya función es el auxilio de los periodistas cuando las sesiones han concluido y van al recinto a recoger opiniones e información; no insultos ni faltas de respeto.
A otro ilustre panista, también de Querétaro, Marcos lo llamaba “Firulais”. A este, quizá “Firulais II”.