Por Guillermina Gómora
Traspié mayúsculo provocó el panista Ernesto Cordero al Pacto por México el jueves pasado, al desencadenar un encontronazo entre los senadores del PAN, PRI Y PRD, durante la discusión de la Ley General de la Administración Pública Federal que se había aprobado en lo general en comisiones. Su inexperiencia y complicidad con los perredistas lo llevó a reventar la sesión.
Aunque al día siguiente los coordinadores de las tres fracciones: Emilio Gamboa del PRI, Ernesto Cordero del PAN y Miguel Barbosa del PRD fumaron la pipa de la paz durante un paseo por la remodelada Alameda Central de la ciudad de México, el misil ya estaba lanzado. Ahora el tricolor deberá cambiar de estrategia y enfrentar al bloque opositor, que han integrado panistas y perredistas en la Cámara alta para utilizarlo como moneda de cambio en las próximas negociaciones de las reformas estructurales y rumbo a los comicios del 2013, donde buscan aliarse para frenar el avance priista en el país.
El boicot de la semana pasada se originó porque el PRI reservó la modificación al artículo 27, fracción XVI, que señala lo siguiente: “es atribución del Secretario de Gobernación proponer al Presidente de la República el nombramiento del Comisionado Nacional de Seguridad y del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los términos que establece el párrafo final de este artículo”. Esta acción despertó la ira de panistas y perredistas, quienes pretenden que dichos nombramientos sean ratificados por el Senado y que comparezcan los nuevos funcionarios periódicamente. Durante todo el día buscaron la manera de evitar la aprobación de la ley mandando al olvido los acuerdos suscritos en el Pacto por México.
Pero no hay plazo que no se cumpla, y el pasado jueves fue cuando llegó la hora de votar esa reserva constitucional, los legisladores del PAN y del PRD, advertían que iban a perder la batalla pues les faltaban senadores, decidieron entonces irse por la abstención y Ernesto Cordero decidió inmolarse, argumentado “falta de quórum”. Con este suceso se prendió la mecha. En el salón de sesiones había 100 senadores, aunque el tablero marcaba 63. Se requieren 65 para alcanzar el quórum. ¿Qué pasó? ¿Quién se quiso equivocar al computar la asistencia? ¿Por qué legisladores panistas y perredistas ahí presentes no pasaron lista? Gamboa anunció que pedirá la revisión del video de la sesión mediante un notario, para que dé fe que sí habían 65 senadores.
La respuesta es clara. Ante la falta de argumentos para negociar se fueron por la fácil: reventar la sesión bajo el pretexto de la falta de quórum, pues cuatro senadores del PRD y uno del PAN estaban ausentes dejándolos en minoría, completando la comparsa, el presidente de la Mesa Directiva, Ernesto Cordero se inclinó por no votar. De esta manera perdió la oportunidad de conducirse con altura e imparcialidad como lo exige su cargo. Avaló la violación al reglamento del Senado, pues el artículo 10, fracción II establece que es obligación de los senadores permanecer y votar en las sesiones. Cordero cumplió la orden de sus cilindreros: Javier Lozano, Javier Corral, Salvador Vega Casillas del PAN, y Miguel Barbosa del PRD.
Lo cierto es que se rompieron los equilibrios en la Cámara alta. La grieta abierta en la pasada discusión de la reforma laboral se profundizó con lo sucedido el jueves 6 de diciembre. Aunque el líder priista Emilio Gamboa ha señalado que honrará la palabra en los acuerdos y confía en que antes de concluir el periodo ordinario de sesiones en el Senado de la República se aprueben las iniciativas de ley pendientes, como es el caso de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.
Sin embargo, el diálogo entre las tres principales fuerzas políticas está prendido con alfileres, y en consecuencia, sujeto a los vaivenes e intereses de cada partido, que por lo mostrado hasta hoy van por caminos diferentes y deberán asumir los costos de sus acciones. En una verdadera democracia la presencia de una oposición madura, propositiva y negociadora fortalece a las instituciones y las demandas ciudadanas, pero si actúa con criterios de toma y daca o de ping pong, se convierte en un espectáculo circense que demerita a las organizaciones y a la sociedad. No en balde los peores calificados en las encuestas de percepción son los legisladores.
Una muestra de la irresponsabilidad, ligereza y frivolidad con la que se conducen algunos senadores es la deplorable conducta del panista Francisco Domínguez Servín, quien a puño cerrado el pasado jueves, escudándose en su fuero le gritó y manoteó al coordinador de prensa del PRI en la Cámara alta, Héctor Lie, para que se saliera del salón de sesiones. Le disgustó que hubiera dado paso a los reporteros, luego de sonar la campana como marca el reglamento. Enfurecido, hacía alarde de su condición suprema de senador, y exigía el retiro de Lie, a quien minimizaba como empleado y persona. Tuvo que intervenir el priista David Penchyna para serenar a este personaje, que aún cree que vive en una sociedad de castas y que su fuero le da licencia para cometer tropelías y conducirse de una manera indigna para quien está obligado a comportarse jurídica y éticamente de manera responsable, y no olvidar que es un representante del pueblo.
El senador panista que increpó a Héctor Lie, fue presidente municipal de la ciudad de Querétaro. Cargo que entregó en las pasadas elecciones a Roberto Loyola Vera, postulado por el PRI, en coalición con el Verde y Nueva Alianza. El legislador es el mismo que lanzó patadas voladoras en la Cámara de Diputados, durante la complicada toma de posesión de Felipe Calderón. En su currículo vemos que su especialidad es criar, comprar y vender cerdos, pero tanto ha tratado con estos animales, que como en La Rebelión en la Granja, de George Orwell, terminó comportándose como uno de ellos.
VERICUENTOS:
Mancera impone su estilo
Durante la rendición de protesta de Miguel Ángel Mancera, como Jefe de Gobierno del DF, destacó su independencia de las tribus perredistas. Primero, no lució corbata amarilla; segundo, el nombramiento de Cuauhtémoc Cárdenas como asesor en asuntos internacionales y tercero, un discurso con propuestas básicas encaminadas a fortalecer la educación y no a lucrar con la pobreza. Por cierto la rechifla en el evento se la llevó el panista, Ernesto Cordero, y el aplausómetro el ingeniero Cárdenas.
Bastión informativo en Los Pinos
Los tiempos de cambio se reflejan en el área de prensa de la Presidencia de la República, David López, Coordinador de Comunicación Social, opera de manera eficaz con Roberto Calleja como Director de Medios Nacionales; Héctor González en la Dirección de Información y Marco Garza, como coordinador de logística. Experiencia y habilidad en esta importante tarea de retroalimentación con la sociedad, que por cierto en el sexenio pasado se relegó, y le jugaron al teléfono descompuesto. Éxito a estos profesionales. Esta semana el Jefe del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto realizará giras por San Luis Potosí y Baja California. La última actividad del mes será el 22 de diciembre en Ecatepec, para encabezar la ceremonia por el aniversario luctuoso de José María Morelos y Pavón.