Si la información publicada desde hace días resulta cierta hoy, veremos en el graderío del Colegio Militar el más inútil y penoso acto de culto a la personalidad de los últimos años: un mosaico formado por cartones, cada uno de ellos con un color, cuyo conjunto forma un “mural” con la vera efigie del Presidente Felipe Calderón, muy en el estilo de los fastos maoístas durante la revolución Cultural o el desenfreno de Kim il Sung en Corea del Norte.

Si el Ejército –o mejor dicho el Alto Mando ya con la banda militar ensayando “Las golondrinas”–, decide premiar de esa manera a quien comenzó su sexenio con sus hijos disfrazados de soldaditos y él mismo con un gabán de campaña extremadamente amplio para su estatura y complexión, es cosa de ellos. Al menos en el pago de la pena ajena.

Pero tan desmesurado lagoteo se produce precisamente cuando el Presidente parece enviar señales sumamente contradictorias en torno de su estado anímico.

Por ejemplo, en los primeros días del mes pasado Calderón explicó la derrota de Josefina Vásquez Mota en parte por su separación del gobierno, cuando no debió ni siquiera haber pensado en ofrecerse como algo diferente.

“Cuando eres oposición, por supuesto que escoges el eje del cambio, y el PAN fue precisamente la bandera del cambio durante las décadas que fuimos oposición y bien ganado y bien planteado. Cuando el PAN gobierna, ya no queda más el eje del cambio, queda el de continuidad, como en todos los partidos de gobierno en el que buscas, aunque parezca obvio —parece que no necesariamente lo es—buscas que el electorado refrende el mandato, que continuemos nosotros, ese es el mensaje que debe haber en una campaña… porque si escogemos Presidente de la República y el lema es “diferente”, el primer mensaje es ‘te propongo algo diferente al Presidente de la República o al gobierno actual”.

Pero después la culpa del desastre ya no fue de Josefina y su cantada (cuanto inexistente) diferencia. El problema fue apegarse a la ley y no aventarle chorros de billetes, apoyar al PAN pero no patrocinarlo como le sugerían algunos insensatos.

En todas esas apreciaciones hay puras medias verdades. O puras mentiras incompletas.

«La verdad es que el apoyo que yo pude darle (a Josefina), es el apoyo que le puede dar cualquier demócrata. Mi simpatía desde luego, mi voto que por supuesto fue para ella y desde luego la honesta simpatía que sentí y siento por su propia candidatura.

«Hay dentro del PAN quizá algunos compañeros que hubieran querido que el apoyo del gobierno hubiese ido mucho más allá de los límites legales, yo no acepté eso. Yo sabía que había que conducirse dentro de los causes de la ley, sin la utilización de fondos públicos para campañas políticas. Eso hice y desde luego que estoy convencido de que eso fue lo correcto».

En esas condiciones la perra de la casa le tiró de tarascadas. No le hundió colmillo alguno, pero al menos le gruñeron feo:

“Yo no puedo decir si es mentira –explicó Gustavo Madero con un gentil top spin sobre la red–, porque no conozco que alguien le haya solicitado esto al presidente Felipe Calderón, no puedo argumentar sobre algo que desconozco, sin duda no fue el partido quien lo hiciera, y sí fue así, él es quien puede decirnos en todo caso por donde vino esa solicitud”.

En esas condiciones la credibilidad dentro del PAN ya le viene un poco holgada al señor Calderón. Sus compañeros de partido, los mismos quienes lo hicieron alguna vez el presidente más joven en la historia de Acción Nacional y lo defendían cuando López Obrador y los demás lo atacaban de manera impía y a veces grosera, hoy ya no le temen. Es más, ya no lo respetan. En público le llaman cobarde.

Lea usted esto y juzgue:

“…Este primero de diciembre le vas a entregar en San Lázaro la banda presidencial a Peña Nieto (LE DICE Javier Corral a quien en su ausencia Calderón acusó de cobarde por no acudir a una cita colectiva). La misma que recibiste de Vicente Fox. Un retorno del PRI es una amenaza que todos percibimos. Lo sabes bien, ese momento condensará como ninguna crítica o análisis, tu fracaso.

“Tirar la piedra y esconder la mano eso sí es cobardía. No tener valor para decir lo que se piensa eso sí es cobardía. No ser congruente con lo que siempre se ha pensado y luchado, eso sí es cobardía.

“Innegable es tu forma de tratar a los panistas, perdiste todo sentido de civilidad política. La falta de respeto a varios compañeros y a tus propios colaboradores, una rudeza innecesaria a quienes disienten de tus opiniones.

“¿Y qué has logrado?: renuncias de Secretarios de Estado, expulsiones del partido, miembros que hicieron campaña no contra el PAN sino en despecho de ti. Las peores críticas a tu carácter, por cierto, las he oído en voz baja, en murmullos, de gente muy cercana a ti.

“Esa es la verdad inocultable. Eso no requiere mayor trabajo sino sólo ver cómo está el partido y buscar a los causantes de las divisiones”.

Quizá los mariachis, ya consagrados como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, vean difícil ir a cantar a Los Pinos este diciembre… como no sea para Peña…

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

Deja una respuesta