Del dos de julio a la fecha, la coalición progresista, por llamar así al movimiento organizado por Andrés Manuel, ha invocado y aplicado los recursos de la legalidad, pero sólo en una de las dos fases de su estrategia. Al tribunal rogando, diría, y con el mazo dando.
Su primer paso fue exigir el recuento de los votos. No había necesidad y él lo sabía. La ventaja de Enrique Peña era suficiente para los cantos victoriosos del PRI en su regreso a Los Pinos.
Sin embargo había otros recursos para continuar la obsesiva tradición de la protesta o aquello denominado por el actual gobernador electo de Tabasco, Arturo Núñez, “la industria de la reclamación”, cuando en 1996 fue enviado por el gobierno federal a apaciguar a quien había bloqueado el acceso a los pozos petroleros de Cunduancán: Andrés Manuel. Vaya vueltas de la vida. Ahora están (relativamente) del mismo lado.
Una revisión de los diarios de entonces nos da una idea de las nocivas dimensiones de aquella actitud:
“…A cuatro días de bloqueos simultáneos en seis municipios de la entidad, dos pozos más fueron obstaculizados ayer por militantes del PRD en el municipio de Cunduacán. El sitio de pozos en producción y otros en vías de perforación de elevó a 41 en dieciocho puntos de cierres.
“Mientras tanto, despliegues policíacos y militares fueron observados de nueva cuenta con mayor intensidad en la Zona de los Ríos y se confirmó que la policía uniformada y de ganaderos estaba siendo acuartelada para ejecutar órdenes de aprehensión que fueron liberados desde el martes contra bloqueadores.
“Informes externos indican que desde el lunes 29 por la noche se encuentran comisionados en la entidad, 150 elementos de la Policía Federal de Caminos del grupo especial, distribuidos en Cárdenas, Villahermosa y Comalcalco, con el propósito de participar en un virtual desalojo de perredistas.
“La Base de Operaciones Mixtas (BOM), integrada por militares, agentes judiciales, federales y estatales, elementos de Seguridad Pública. Ganaderos y Policía Federal de Caminos, de igual modo había sido alertada con el objetivo de programar un virtual desalojo –con cerca de 500 elementos- en las próximas horas y liberar los 41 pozos. La acción operativa antenoche fue postergada en espera de que se continúen liberando más órdenes de aprehensión (Tabasco hoy)”.
Lo anterior no es para ofrecerle a nadie una lección de historia reciente. Es material útil nada más para el refresco de la memoria de quien hoy dice a voz en cuello, nunca en mi vida pública he participado en una acción de sabotaje.
Con un mordisco en la lengua, lo crea usted o no, Andrés Manuel aseguró lo anterior en tono airado y hasta ofendido no haber participado nunca en actos violentos o de sabotaje. El desastre de la ciudad de México en el 2006 no fue un sabotaje, fue una colaboración masiva a la tranquilidad.
Eso tras los señalamientos de las asociaciones comerciales afectadas por la rijosidad de sus seguidores, como veremos líneas abajo.
“En este mismo sentido (Soriana) señalamos de forma particular a los señores Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Monreal y Jesús Zambrano como responsables de todos los daños físicos y materiales (sic) que tanto nuestro personal como nuestras instalaciones pudieran sufrir en la ejecución de las manifestaciones que promueven e incitan, mismas que lamentablemente han intensificado su agresividad y violencia, causando molestias no sólo a colaboradores de Soriana sino a miles de clientes que son arbitrariamente obstruidos al momento de realizar sus compras.”
Y vino el revire:
“Les digo a los dueños de Soriana que están mintiendo, que nosotros no incitamos a la violencia…no tenemos nada que ver. (Entiendo) la filiación priísta de los propietarios de la firma comercial, pero les hago un llamado para que no se presten a una manipulación política, ya los usaron bastante convirtiendo a Soriana en la tienda departamental de Enrique Peña Nieto…
“…No demos ningún pretexto (les digo), que no caigamos en la provocación, lo dije cuando comenzamos este proceso en defensa de la democracia, que no debíamos dar pretexto a los violentos para que nos acusaran de violencia. Este movimiento ha sido y seguirá siendo pacífico”.
El líder de la resistencia, creador, además, del Movimiento Nacional de Regeneración Nacional, el Plan Nacional de Defensa de la Democracia y la Dignidad y el Movimiento Progresista; la Asociación Honestidad Valiente y Austeridad Republicana, explicó así los ataques a Soriana:
–Puede ser real, puede ser montado. Viniendo del PRI todo es posible, por lo que a mí corresponde tengo mi conciencia tranquila. Nunca en mi vida pública he hecho un acto de violencia o sabotaje.”
Así pues los mexicanos hemos sufrido todos, desde 1996 cuando fueron bloqueados los pozos petroleros de Tabasco, una alucinación colectiva. Eso no fue violencia ni fue necesario movilizar a cientos de policías, militares y agentes de la fuerza pública para reponer el orden. Eso nunca existió y si ocurrió ni fue violento ni saboteó a una industria nacional. Mentiras.
¿Y las pérdidas económicas en la ciudad de México con motivo del bloqueo del Paseo de la Reforma, avenida Juárez y el Zócalo? Tampoco existieron.
“Mientras la Secretaría de Economía (Crónica) niega daños económicos por el bloqueo en Reforma y el Zócalo, la Concamin y la Concanaco, junto con la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), señalaron que a 16 días del plantón de la coalición Por el Bien de Todos se tienen pérdidas por casi 3 mil millones de pesos, 809 desempleados y el cierre de 60 empresas, principalmente restaurantes, misceláneas y tiendas de regalos.
“De continuar la situación podrían perderse 2 mil empleos directos sin considerar los indirectos que trabajan por comisión o propinas y no están registrados ante el Seguro Social, de acuerdo con Luis Antonio Mahbub, líder de la Concanaco.
“El presidente de la Concamin, León Hakin Bider, añadió que el bloqueo provocaría pérdidas por 7 mil 714 millones de pesos Sergio Larraguivel, dirigente de la Canirac, manifestó que de los 9 mil restaurantes ubicados en la delegaciones Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo, 10% (o sea 900) están a punto de cerrar ante una baja considerable en sus ingresos de casi 400 millones de pesos en lo que a del plantón, así como 280 millones en ventas, afectando a 84 millones de proveedores y 36 millones de pesos en propinas.
“Asimismo, los bloqueos al corredor Paseo de la Reforma-Centro Histórico están afectando al 54% de la oferta hotelera…”
Pero de acuerdo con la obsesión eso no fue violento. No se rompió ni un vidrio, dijo el líder a quien según él le deberíamos agradecer haber hallado una forma de desahogo de la ira popular contenida por el fraude electoral del 2006.
Y ahora de seguro también se les deben dar las gracias.
Hoy la estrategia tiene otros ingredientes. El acoso a las tiendas departamentales proviene de las tarjetas de descuento con el logotipo del PRI y la fácil conclusión sobre ese asunto: así se compró el voto.
Pero nadie ha logrado explicar lo obvio: ¿cómo si el Movimiento Progresista ha presentado al tribunal dos mil 435 tarjetas, pretende con eso probar la compra de cinco millones de votos?
¡Ah! Porque no las tiene todas, sólo las suficientes para probar la existencia del ilícito recurso.
Pero si a lo largo de los años Soriana ha expedido como cien millones de tarjetas, ¿dónde están los 95 millones de votos restantes? En la lógica del PRD y sus satélites a cada tarjeta correspondería un voto, ¿entonces?
Hoy los bloqueos callejeros se hacen bajo otro membrete. Principalmente el #yosoy132; los “atencos” macheteros y los electricistas en resistencia; los maestros de la Coordinadora y toda la variopinta diversidad de la protesta industrializada sin olvidar a los rechazados y marginados.
Yo no fui, fue Teté…
NOVELA
Cuando Octavio Paz murió, el trono de las letras mexicanas quedó vacío. Con justicia o sin ella, Carlos Fuentes ocupó el sitio. Muerto Fuentes, la literatura mexicana encuentra un notable sucesor: Ricardo Monreal.
Su novela sobre Scotia Bank y Luis Videgaray, con audio incluido es tan imaginativa como una obra de Julio Verne.