Más allá de la ejemplar torpeza demostrada por las varias fuerzas policiacas presentes en el sangriento desalojo carretero en Chilpancingo, donde las llamas amenazaban con extenderse y crear un verdadero infierno explosivo, el desecorazonador episodio nos lleva de nuevo a la pregunta reiterada durante estos cinco años: ¿cómo lograr una eficaz convivencia de fuerzas federales, estatales, castrenses, municipales y demás? Este fracaso nos llena de dudas.
Los gobiernos estatales viven en el peor entorno y en cierto modo en el mejor. Gozan los beneficios y reparten las culpas. Sus policías municipales están infiltradas, cuando no anémicas o ambas cosas. Las procuradurías estatales (se acaba de comprobar en Guerrero) no sirve para nada. Son cuevas de bandidos asociados con los delincuentes con quienes se reparten exacciones, secuestros, chantajes y delitos diversos como el abigeato moderno del robo de automóviles, entre otras cosas.
Las fuerzas federales no son cuerpos de apoyo. Llegan a solicitud de los mandatarios locales y después son exhibidas como intrusas cuya presencia vulnera imaginarias soberanías estatales.
Y cuando se debe actuar (mal como suele suceder) entonces todo mundo se reparte la responsabilidad.
El ejemplo guerrerense es una evidencia absoluta. Y quedará viva por mucho tiempo.
Ángel Aguirre Rivero, cuyo rostro es duro como la piedra de La Quebrada, culpa a la PFP de los hechos de esta semana, le avienta los muertos a Genaro García Luna y después pide una investigación de la Procuraduría General de la República. Mientras tanto cesa al socio en la procuraduría estatal, en espera de silencio ante el caso y una nueva oportunidad política. Eso ya se verá.
¿La explicación? La de siempre, la única e inútil: facilitar las investigaciones. En este mundo absurdo los hechos, los produce otro y los investiga alguien más. ¿Y el gobierno de Guerrero? Como los orientales, mirando, nada más.
Pero la demagógica oratoria costeña no puede faltar: exijoelesclarecimientodeloshechospidocastigoejemplarparalosresponsablesllegaremosalfondodelascosasnonosdetendremosantenadacaigaquiencaiga.
caiga. La misma palabrería insulsa pero efectista de toda la vida.
-¿No me cree? Pues esta es la información oficial:
“…Tras lamentar y condenar los hechos ocurridos el lunes pasado entre policías y normalistas de Ayotzinapa, el gobernador Ángel Aguirre Rivero expresó su compromiso de que no habrá impunidad, anunció que separó de sus cargos al procurador General de Justicia, al secretario y subsecretario de Seguridad Pública y al director general de la Policía Investigadora Ministerial y solicitó a la Procuraduría General de la República la atracción de las investigaciones.
“Al reunirse esta tarde con magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Estado, encabezados por su presidente Jesús Martínez Garnelo, el mandatario estatal sostuvo que se llevará a cabo una amplia investigación de los hechos, hasta llegar hasta las últimas consecuencias y castigar con todo el peso de la ley a los responsables de las muertes de los dos jóvenes.
“No voy a meter las manos al fuego por nadie, ni voy a permitir que se cometan actos de impunidad, sentenció.
“Señaló que la norma del gobierno que encabeza ha sido que cuando se bloqueen las calles o las carreteras acuda la policía desarmada, cuando sea solicitada. Esa ha sido la tónica invariable del gobierno y no la vamos a cambiar, añadió… Aguirre Rivero reafirmó su compromiso indeclinable con el diálogo, la tolerancia, la apertura y el respeto a los derechos humanos”.
Visto todo esto uno se puede preguntar cuál es entonces la función del gobierno estatal si no resulta de acuerdo con todo esto nada sino un espectador.
Si el operativo “Guerrero Seguro”, cuya finalidad era, entre otras cosas estabilizar la situación en Acapulco, dejando el puerto prácticamente en manos de la Marina Armada, no le deja margen de acción al gobierno constitucional guerrerense pues entonces ya iría siendo tiempo de pensar en la desaparición de los poderes (en ese estado y otros como en Michoacán donde según FCH manda el narco) y la sustitución de las autoridades por fuerzas de ocupación.
Pasaríamos entonces de ser un a República federal a una asociación fiscal de protectorados estatales en los cuales mandarían los comandantes de las fuerzas federales.
Si para destrabar un bloque carretero y desocupar una gasolinería no hay ni coordinación ni procedimientos homogéneos; si nadie sabe o no quiere decir ni quien disparó ni cuál fue el motivo para hacerlo; si no se sabe quién dio la orden, ¿cómo entonces se puede pensar en éxito en la lucha contra bien organizados narcotraficantes y delincuentes con vasta capacidad de fuego?
Más allá del ridículo de Ángel Aguirre queda la evidencia de la suma de incompetencias.
GALLO
Vayan estas pocas líneas para recordar al buen Juan Calderón cuya historia en la radio y la TV mexicanas fue tan notable y tan fructífera.
Recibí un correo suyo hace cosa de seis o siete semanas y habíamos planteado vernos cuando fuera posible. Ya no fue en este mundo. Descanse en paz.