Si las cosas siguen como van pronto los mexicanos necesitaremos visa para viajar al remoto lugar descrito como el México de hoy por el Presidente de la República. Si en la década de los cincuenta, con dominio magistral del olvidado arte del reportaje Fernando Jordán escribió “El otro México” y nos describió así la Baja California, emocionado entre los suyos, lleno de entusiasmo por dos lustros de ver al PAN en la Presidencia, el presidente Felipe Calderón trazó un retrato cuya similitud con la realidad, dirán algunos inconformes, es poco notoria.
Ocurre como con Picasso y el retrato pre-cubista (al parecer) de Gertrude Stein, quien le dijo:
–“Pero no me parezco”. A lo cual el malagueño respondió furioso, “¡pues a parecerse!”
Diez puntos planteó el jefe del Ejecutivo en su alocución para evaluar los “Diez años de gobiernos democráticos”, coincidente con sus cuatro años en el cargo.
Obviamente una pieza oratoria tan dilatada y extensa –casi diez mil palabras; mil por cada tema, en promedio– no puede ser analizada línea por línea en este espacio, pero sí los enunciados del recuento.
Primero. “Esta década será recordada en la historia de México como la década de la salud” debido a la enorme construcción de escuelas y la ampliación del Seguro Popular. Quizá en esta materia lo cuantitativo no sea tan importante como lo cualitativo. De tal suerte las miles de quejas sobre lo insatisfactorio y a veces inexistente del servicio respaldado en tal seguro, no tienen validez. Tampoco la inminente quiebra del Seguro Social.
Segundo. Bajo los gobiernos democráticos también, más niños y jóvenes pueden cursar estudios en mejores condiciones. Aquí vale igual el argumento anterior. Aun cuando se haya ampliado la cobertura no se aumento la calidad, a pesar de las alianzas a favor del conocimiento. Y si no, pues véanse las evaluaciones internacionales y el desastroso lugar en donde estamos, en todos los niveles. Por no hablar de los “Ni-ni- veles”.
Tercero. El ataque frontal a la pobreza, expresado en las 6.5 millones de familias beneficiadas con el programa “Oportunidades”. Nada se dice de los cinco millones más de miserables descritos por Ernesto Cordero, hace ya meses.
El cuarto punto esta relacionado con la democrática igualdad entre hombres y mujeres y las mayores posibilidades para éstas. Habrá quien diga, si hasta en el gabinete presidencial se nota: tres mujeres en un equipo de 18 carteras.
Como quinto mecanismo de cambio el presidente señala la transformación del mercado inmobiliario y el fomento a la propiedad doméstica derivado de las nuevas formas de operación del Infonavit. “En democracia –ha dicho–, más familias mexicanas que nunca han adquirido su propia casa”.
En el sexto aspecto el Presidente habla de la infraestructura. “Hemos invertido en infraestructura como no se había visto en mucho tiempo en nuestro México”. Apenas ayer la prensa informaba de cómo el “Parque Bicentenario” es un páramo de arbustos secos a pocos días de su inauguración. Y de la refinería en Tula, ni media palabra.
En el séptimo logro está el manejo de la economía sobre cuya certeza cada quien tiene su punto de vista. No hemos dejado avanzar la inflación, pero quien compre Cetes a 28 días, por ejemplo, no ganará ni siquiera para compensarla.
“Los gobiernos humanistas hemos actuado con responsabilidad, y hemos fortalecido la economía nacional”, dijo el Presidente. Y así debe ser.
Como octavo distintivo de esta década, “hoy protegemos más que nunca el medio ambiente”. Así pues las inundaciones y los deslaves producidos por la deforestación y la mala calidad del aire no son para tanto. “Pro árbol” es una maravilla y nadie ha depredado el Caribe.
El noveno aspecto y obviamente el fundamental para definir el rostro del sexenio, es el combate a la delincuencia y la búsqueda de paz y seguridad. Es una pena, pero el famoso tamaulipeco Don Alejo, ya no alcanzó a escucharlo. Se habría enterado de los planes para su estado.
El décimo punto es la construcción misma de la democracia.
En este aspecto yo agregaría algo: la democracia nos trajo la garantía permanente de respeto a la prensa libre, la libertad de opinión y la certeza de no ser perseguido por pensar, decir o escribir. Y de eso muchos damos fe. Otros ya no.
EL DUENDE
Quien no llegó con la democracia, pero tampoco con ella se ha ido es el “duende” de las imprentas. En la columna de ayer dice: “…en el caso de Cruz Gómez” y debe decir, “ES el caso de Cruz Gómez…”
Y en ese mismo párrafo: “… secretario particular, mientras que la Senadora y responsable del DIF, Claudia Corichi…” cuando lo correcto es: “… secretario particular DE la Senadora Claudia, etc”.
Pecados pequeños, pero pecados al fin; erratas, dedazos o como haya sido, pero el texto quedaba desvirtuado. Vale.