El domingo pasado CRONICA, el diario con más continuidad y acierto en el tratamiento noticioso del tranvía del capricho, publicó una nota tras la cual solo faltaba confirmar cómo Marcelo Ebrard perdía uno de los muchos negocios con los cuales pretende sufragar los gastos de dos campañas presidenciales, la suya y otra…
Esta es la nota preludio del desastre:
“El Gobierno del Distrito Federal (GDF) tendrá que desembolsar tres veces más del costo real del tranvía porque hará los pagos de forma diferida, informó el secretario de Finanzas capitalino, Mario Delgado.
“El funcionario explicó que los 6 mil millones de pesos que la empresa Alstom propuso para la construcción del tranvía es el precio de contado, pero como el gobierno capitalino lo hará en pagos, el costo se eleva a 18 mil millones de pesos.
“En una breve entrevista con medios de información tras presentar un programa de Prepa Sí, el funcionario rechazó que la firma Alstom, única que busca la concesión del tranvía, haya presentado su oferta económica para la construcción, que consistía en una tercera parte de lo que el gobierno local exigía.
“Es un proyecto de largo plazo a 25 años, entonces 6 mil millones cuesta si lo compráramos de contado, pero al pagarlo en 25 años el costo es de 18 mil millones de pesos. Hay un manejo de las cifras incorrecto”, argumentó…. es un proyecto de inversión a largo plazo, hay que tomar en cuenta siempre la inversión y de qué cifra estamos hablando. No puede haber diferencias en ese tamaño”, dijo.
Obviamente el tranvía no se necesitaba para nada, como de manera reiterada e informada demostró el periodista Jacobo Zabludovksy quien ha recibido una más de las satisfacciones de su muy satisfactoria carrera: tener en sus micrófonos “De una a tres” al jefe de gobierno Marcelo Ebrard para leer el responso de su caprichoso proyecto.
Con este ya son varios los planes babilónicos de Marcelo cuyo destino es el tacho de la basura.
El más notable de los anteriores ha sido el edificio en forma de catafalco con el cual el arquitecto Koolhas quería adornar el paisaje de la ciudad de México a costa de un trozo del parque de Chapultepec, en una zona de por si congestionada donde por cierto, hay una ruta aérea peligrosa, tanto como para haber sido el escenario del avionazo de Juan Camilo Mouriño.
Después se cayó el otro proyecto: los puentes de Palmas, para los cuales ya había hasta arreglos entre la delegación panista y el gobierno central perredista. Todo se quedó a medias en medio del tiradero.
Más tarde el notable buscador de tesoros (en eso sí le gana a los perforadores del lecho marino) tuvo la ocurrencia de un túnel para comunicar Nuevo Polanco (el desarrollo urbano de Carlos Slim) con Santa Fe, donde él mismo tuvo notables intereses asociado con Camacho y Enríquez.
Ahora peligra una nueva invención recaudatoria: la Supervía del poniente, al menos si se toman en cuenta las advertencias técnicas de José Luis Luege, Director General de la Comisión Nacional del Agua: .